Llegamos a la cumbre. El final es empinado. Sujetamos los esquís al portaesquís lateral de nuestra mochila de esquí de travesía Tour 28. Cambiamos los bastones por el piolet. Dos metros más. Ya estamos.
Empiezan a caer los primeros copos de nieve. Sacamos nuestra Gore-Tex® por la apertura integral de la mochila. Guardamos las pieles de foca en el bolsillo de malla lateral y sacamos las gafas de su compartimento. Nuestra mochila de esquí bien ajustada gracias a su ergonomía femenina y a las cinchas de carga se mantiene en su sitio en el descenso.
Llegamos al refugio. El fondo de la mochila con cremallera nos permite extraer el saco de dormir y la ropa limpia fácilmente. Está todo seco gracias al material resistente e hidrófugo de nuestra mochila de poliéster 100 % reciclado.